cartas a un indeciso 5
el país que se recibe
Durante esta serie de cartas, he escrito desde el punto de vista del que llega, del que arriba, cual viajero, a una tierra de la que había oído, desde la perspectiva del que se dispone a ejercer la función pública. He intentado desglosar esa maraña de circunstancias que aquejan al que se apresta a conducir un país tan complejo y paradójico como nuestra nación, pero ¿y lo que encontramos?... He intentado hasta el hartazgo ser ecuánime y dirimir los conflictos previstos con la mayor objetividad posible, estableciendo que nuestra bandera siempre será la ecuanimidad. Me he despojado del fervor patriótico que encarna la oportunidad representada en el Pacto y sin ambages me he aventurado a vislumbrar un mejor país que comienza el 7 de Agosto con todos los riesgos y dilemas que esta decisión comporta, pero ¿y lo que se hereda? Ha sido tan vasto el panorama de posibilidades que contiene la visión del Pacto sobre el país que se quiere, que no he tenido la ocasión de detenerme por unos instantes en el pantanal en que se ha convertido nuestro país luego de la horrorosa gestión del gobierno saliente: estas líneas quieren acercarme a ese fracaso de país..
Durante poco más de veinte años hemos seguido la férula del uribismo. Lo digo con vergüenza: voté por las dos reelecciones de Uribe. Y durante esos aciagos años hemos presenciado lo peor de la condición humana. Tenemos 6.402 razones para dudar del gobierno saliente y poner en tela de juicio sus cifras. Tenemos razones de sobra para desconfiar de ellos y cambiar, dar el viraje hacia otra visión de país. En el tiempo en que el uribismo se ha instalado en el ámbito nacional solo hemos presenciado la desigualdad, que los pobres cada día son más pobres y que las oportunidades de subvertir ese orden son mínimas, casi inexistentes. Y sobre todo, hemos visto con indignación cómo unos se aprovechan de otros y del erario público para aumentar obscenamente sus patrimonios. Los que votamos por Petro somos más que un momento de.la historia: somos la resultante de una conciencia lúcida que decidió decir, de una vez por todas, ya basta. Somos Legión: un poco más de cinco millones de partidarios quienes decidimos dar un golpe en la.mesa y apostar por el cambio
Respecto al país que encontramos, se vale decir que apenas hay algo que se pueda llamar país. Una nación saqueada, vilipendiada. Índices de pobreza desbordados, indicadores sociales desquiciados, inhumanos. Y nos iban a salvar de convertirnos en Venezuela… ese es el país que encontramos: al borde del abismo. Un país que se desmorona entre los temores de los siervos y la codicia de quienes se resisten por todos los medios posibles a dejar los beneficios esquilmados por largos años. Encontramos una nación fracturada, una olla podrida, una caterva de oportunistas que se reparten el poder como si fueran dependencias de una empresa. Encontramos un país cooptado por mafias y criminales. En este sentido, el discurso de Petro es invaluable. Ese discurso es quien finalmente lo perfila como mandatario. Y es ese país deplorable y menesteroso que el Pacto tendrá que reconstruir, hacer viable. No refundar una patria, como quieren hacerlo ver los sedicentes patrocinadores del establecimiento, sino convivir unos y otros en este pedazo de tierra llamado Colombia. Ese es el país que encontramos: un paciente en cuidados intensivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario