miércoles, 29 de junio de 2022

Bitácora de una Colombia que renace

El día después de mañana.



He decidido iniciar una serie de escritos sobre la Colombia que se construye después de la elección presidencial. El ejercicio, más que obligado, es reparador. Se trata de construir lo que será nuestra patria para las próximas generaciones. Así, con este tono escatológico. Porque el Pacto que propuso Petro, para ser viable a largo plazo, requiere dar frutos consistentes desde ahora. Es una perogrullada decir que el cambio esperado no se dará de un día para otro, pero lo que sí aspiramos (y es nuestra apuesta más cara) es que desde ahora podamos ver los cimientos de la Colombia que todos queremos.


Como lo decía en publicaciones anteriores, el lunes después de la elección nuestra tierra siguió siendo la que es. No hubo incendios, tampoco se congestionó el aeropuerto ni vimos filas interminables en los supermercados con compradores acaparando productos. Nada de eso. El escenario apocalíptico que nos presentó la Derecha no fue más que una representación teatral tan demencial y fabulosa como quienes la propugnaron. Nada de eso pasó,  por fortuna. Lo que quedó es una propuesta de país por edificar. Lo que nos queda luego de la segunda vuelta es llegar a consensos y dar nuestro mejor esfuerzo para que las cosas vayan bien por cuatro años. Y los desafíos no son sencillos. Las reformas más urgentes (tributaria, por ejemplo) debe darse en la primera legislatura. Entre el ejecutivo y el legislativo deben trazar la hoja de ruta para enderezar el país, porque los desafíos que nos propone el horizonte internacional son complicados. Se avecina una crisis alimentaria por el conflicto en Ucrania. Y ese escenario debe ser afrontado por un estadista. El tiempo juzgará si Petro fue ese líder que esperamos que sea.


Por lo pronto, aún no se ha posesionado. Pero el ambiente es distinto, el aire es más ligero y esperanzador. Esa es la palabra que define nuestro optimismo por estos días. Hay buenas señales. Se percibe cierta lozanía en los rostros de mis paisanos. Hay optimismo. 


martes, 14 de junio de 2022

Carta abierta al que piensa votar contra Petro, pero no por el ingeniero

En este momento de la contienda, la alternativa es o Petro o el ingeniero. No hay más: las otras opciones quedaron descartadas hace tres semanas con suficiencia y no hay que hablar de ellas. Lo que nos atañe es el hoy. Y ese hoy tiene dos caminos diametralmente opuestos: o el cambio o la patria boba. Así, con esas palabras. Así de simple. Como acertadamente lo suscribió la actriz Sandra Reyes, no hay que ser petrista para votar por Petro. Yo le agrego que basta, también, con ver claro y analizar un posible gobierno del Rey Loco, como lo defino.


Para aquellos que no comulgan ni con el candidato ni con el programa, el voto por Petro, como lo dijo Santos Calderón,  en esta segunda vuelta es más por resignación que por convicción, lo cual concuerda con una persona sensata. Se trata de sopesar ambas opciones y determinar (por el no petrista) cuál de los males es el menos. En esas palabras. Porque los ocho millones de la primera vuelta votaron por convicción: ellos tomaron su decisión, tan válida como los que votaron por otras opciones. Lo que esperamos es reflexionar sobre las motivaciones de los votantes que llegan a la segunda vuelta. A ellos les digo que su elección marcará,  como nunca antes, el rumbo del país porque nos encontramos ante una situación inédita: o dejar el país en manos de un estadista (equivocado o no, ya esa discusión a estas alturas es bizantina) o ponernos en las manos de un personaje urdido en las redes sociales, diseñado por un departamento de marketing para ganar una campaña electoral y asesorado por profesionales de la publicidad que no se sabe a quién obedecen. El ingeniero, el Rey Loco, cuyos actos son tan impredecibles como peligrosos, es una realidad como la fue Trumph en Estados Unidos. Y ya vimos lo que padeció el país más próspero del hemisferio. Así,  con esas palabras. Esa es la alternativa.


Desde luego, no intento salvar a Petro de los claroscuros que nos ha dejado entrever durante tres campañas fallidas. Es un ser humano, con sus pasiones, sus yerros y sus defectos. No queremos como presidente a un ermitaño de conducta intachable, sino a un estadista al cual le quepa el país en la cabeza. Pero ell ingeniero no sólo no tiene la capacidad para gobernar a ese país,  también se le puede manejar según el criterio y agenda de quienes lo asesoran, como lo mostró en la entrevista en Miami. Petro no es un santo, pero tiene el talante para conducir este país.  Rodolfo no: es otro plutócrata al que le interesa seguir lucrándose de los hombrecillos pobres a los que ordeña por quince años. Así,  como lo ha dicho en sus entrevistas más distendidas. Y a ese hombre envejecido por el negocio de la construcción y colmado de resabios mercantilistas es a quien pretenden entregarle la chequera…


Por convicción o resignación, la mejor alternativa a seis días de la elección,  sin apasionamientos inútiles ni fanatismos ridículos,  es Petro. La prueba: está rodeado de gente pulcra y crítica como Katerine Juvinao, Ariel Avila, Alejandro Gaviria, solo por citar algunos. Me llena de confianza que Ariel lo acompañe: no le dará concesiones de ninguna índole si llega a pensar perpetuarse en el poder, como temen muchos. Desde luego que Roy y Bennedeti y otros han sido un lastre por el que se le ha criticado, pero como lo ha dicho en algunas entrevistas el líder del Pacto histórico,  hay que gobernar para todos y no sólo para unos cuantos. Acepto las críticas que se le hagan en este aspecto. Pero al ver la otra orilla - la del Ingeniero - all cual tienen que aislar para que no la embarre cuando habla, al cual ponen a posar de narco con cadenas de oro y mujeres a su lado… ese tipo de personas inspiran no sólo temor, también una profunda inquietud por lo que pueda ser capaz de hacer sin ningún tipo de censor ni dique moral.


En sus manos, en su voto, está el siguiente cuatrenio. O un país que progresa, pese a sus enquistadas diferencias sociales, o la patria boba del ingeniero que obedece a sus intestinos y asesores.


lunes, 6 de junio de 2022

CARTAS A UN INDECISO (7)

 #CrónicasDelReyLoco


En este país hay tres facciones políticas: los petristas, los uribistas y los neutrales, los que no están en ningún lado, los tibios. Dios aborrece a los tibios. Y estos últimos son los que van a decidir los siguientes cuatro años. Son, a la sazón, los idiotas útiles del establecimiento: pretendiendo votar en castigo a Petro (por los temores que juiciosamente los uribistas les han inculcado) le van a entregar el país a un tipo que no solamente es incapaz de gobernar, también es impredecible. Eso lo hace peligroso. Queriendo que las cosas sigan como están, le van a dar el poder a un anciano para el cual no hay paciencia de exponer argumentos o razones más o menos válidas. En un eventual gobierno del ingeniero, prevemos el caos. Incluso ponemos en duda que acabe su mandato porque las movilizaciones por venir lo depongan. A Duque lo salvó de ese escenario la pandemia: tuvimos que encerrarnos durante casi un año por el temor al contagio más que por la dirección del ejecutivo. El descontento generado por una conducción errática y negligente del poder volcó a los jóvenes a la calle y vimos, como nunca antes, el poder de la protesta: lograron matrícula cero en las universidades y hundir una disparatada reforma tributaria. 


Pero volvamos al tema del ingeniero. ¿Cómo sería un eventual gobierno de Rodolfo Hernández? Esta será la pregunta que inaugura esta serie de escritos. La tarea es tratar de imaginar el escenario más aproximado sobre un gobierno rodolfista. Un gobierno del ingeniero se parecerá más a la conducción díscola e indómita de un hombre senil en las ultimidades de su existencia con la responsabilidad de dirigir un país. ¿Se quejan de que Petro es arrogante y autoritario? No se preocupen: con Rodolfo ese será el pan de cada día. No sólo autoritario: además, profundamente irritante. ¿No votan por Petro porque tienen miedo de que los expropie? Tranquilos: con el ingeniero, las élites van a conservar sus privilegios feudales y la clase media sufrirá igual como lo ha hecho hasta ahora. Vendrá,  de nuevo, el periodo de la patria boba, donde los ricos aseguran su bienestar mientras los cinco.millones de tibios que eligieron al ingeniero seguirán pasando penurias. Y nosotros con ellos. Así lo quisieron, así lo tendrán. Vale la pena resaltar, en este escenario inverosímil, que las huestes uribistas están dispuestas a lo que sea, con tal de que las cosas sigan el curso normal que los gobiernos de derecha durante doscientos años de república han trazado para nuestro país. Y para ello usan el temor de los tibios. El miedo los gobierna. 


Y mientras tanto, el Rey Loco está en su trono medieval disfrutando del vino escanciado por el miedo y el calculo político. Recuerda sus promesas y se dibuja una sonrisa en su rostro de piedra: valió la pena la mentira y la calumnia para llegar a la Casa de Nariño. Y claro, las promesas: los llevará a conocer el mar a todos los que lo deseen. No le pregunten cómo ni cuándo; le incomodan las preguntas. Sobre todo si vienen de periodistas. 


Si no creen en Dios, entonces en el curso de estos artículos, les voy a mostrar al diablo.