Cartas a un indeciso
Cuando seamos gobierno
Cuando seamos gobierno, los que hoy son gobierno serán oposición. Con todo lo que ello acarrea. Tendrán el beneficio indiscutible de la verdad cuando arrecien con sus críticas sobre la construcción de país que pretende el pacto. En eso no hay reparos, menos reclamos: es una condición apenas natural. El que gobierna corre el riesgo de ser criticado, tanto por lo que hace como por lo que deja de hacer. La cuestión está en la razón que tengan quienes ejercen el legítimo y constitucional derecho de la libre expresión: eso es lo puntual y lo que hay que tener en cuenta. Los que votamos por Petro y ejercemos una labor opinadora nos convertimos, por eso mismo, en defensores de oficio y sin sueldo del gobierno en ejercicio. Pero que se entienda, desde ya, esto: no le damos al Pacto un cheque en blanco para que haga lo que se le antoje y tengamos que salir a recoger la boñiga de sus resultados. Si hay lugar a críticas, incluso de nuestra parte, tendremos la honestidad de conciencia en ser los primeros en poner el dedo en la llaga. Es lo responsable y lo correcto. Lo repito: el gobierno saliente pasará a ser oposición y, con ello, a examinar con lupa el actuar del gobierno de turno. Como siempre ha sido.
Una de las virtudes de la oposición es decir las cosas desde la barrera, desde el público, y pontificar. Pero no debemos perder nuestro propósito de país incluyente: hay que equilibrar la balanza. Y en la dinámica de este propósito, a cada avance cada objeción. La oposición será feroz y desde el primer día, sea lo que haga el Pacto, el muro de lamentos estará disponible para el país diciendo "se los dije". No hay que caer en esas sutilezas retóricas. Como dije, los que hoy opinamos a favor del Pacto nos convertiremos, a partir del 7 de Agosto, en defensores sin sueldo de un proyecto de país que elegimos en las urnas y propugnamos desde nuestras columnas de opinión, pero eso no le da al gobierno una patente de corzo para dirigir a su antojo. Nosotros simpatizamos con un proyecto, pero si debrmos hacer objeciones, las haremos.
Cuando seamos gobierno también seremos la esperanza de los que desean un cambio. Y lo correcto es corresponder a esa voluntad no con obediencia ciega y fanatismo a un líder, sino con pensamiento crítico y constructivo, como lo venimos pidiendo desde hace cuatro años.
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