martes, 26 de abril de 2022

CARTAS A UN INDECISO (3)


El día después de la posesión 

Estoy seguro que el 8 de Agosto, cuando se haya proclamado al nuevo presidente y ese dignatario resulte ser Petro, no nos vamos a levantar siendo la nueva Suiza latinoamericana. El día siguiente a la posesión la mayoría de nosotros tendrá que levantarse a lidiar como mejor pueda con su situación particular, con todos sus problemas cotidianos y todas sus incomodidades. El 8 de Agosto, en el primer día del gobierno de Petro, Colombia no va a ser un mejor lugar para vivir: no va a salir un arcoiris saludando al nuevo gobernante, los pájaros no van a trinar de alegría primigenia ante la tierra recién descubierta y los cielos no se van a incendiar de alegría. No, no va a suceder nada de eso: nuestra realidad bizarra y paradójica se va a instalar en las ventanas como siempre lo ha hecho y en ese gesto no habrá nada meritorio ni digno de recordar. 


Sin embargo, sí habrá algo distinto: el viento. Habrá una corriente cálida y esperanzadora. La cristalización de un deseo inacallable de cambio. Incontrastable. El día después de la posesión es cuando comienzan los retos, cuando inicia el camino de cardos por el que se construye una nación. Porque los retos no son sencillos, menos fáciles. Se trata de hacer viable al país más desigual del mundo. Y eso no se logra en un día; menos en un cuatrenio. Ese, y no otra cosa, es el desafío más grande del gobierno de Petro.


Gobierno que, desde sus inicios, va a contar con una férrea y enconada oposición: se trata de defender los intereses de quienes por siglos han recabado del Estado su patrimonio. De forma lícita o no, eso no viene al caso: la cuestión es la contienda que se vendrá. Los que hoy gobiernan pasarán a ser oposición. La vida cómoda de la oposición: tener siempre la razón. y los que hoy son oposición,  gobernarán. La tarea ingrata y desabrida de intentar dirigir un país por.mejores senderos y encontrar,  a cada paso, el insulto y el escupitajo: esos son los riesgos que corre quien se arriesga a efectuar un cambio profundo y significativo en la vida de muchos. Pero la suerte está echada: hay que continuar por el camino que se ha buscado y asumir con todas las consecuencias el fruto de una elección.  


Los que mañana seremos gobierno tenemos eso muy claro. 

 

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